Sunday, January 8, 2012

Al socialismo, no podemos descansar

Al socialismo, no podemos descansar

En el amor divino y difícil del hombre por el hombre, el perdón de las ofensas y los insultos, la humildad en la cara de las hieras terribles.
En este grito por la justicia, borrosa y oscurecida por los poderosos.
Nuestra lucha nunca debe descansar, ni puede, porque es nuestro aire, nuestro curso y la plomada, nuestra actitud hacia la vida, no puede ser contenida, y no puede esperar, es siempre combativa y activa, incluso hiperactiva, donde se traduce el amanecer.
En nuestros ídolos y héroes sacrificados y estrangulados por las fieras del pasado, presente y del futuro, el amor incondicional del hombre, debemos prepararnos para la batalla.
Para mis hijos, cuyas huellas serán más brillante, más mejor destino que el nuestro.
Los niños que crecen con la espera para el día siguiente, nada más que perdón por nuestros errores y tratar de mitigar los males.
La luz hace daño a los ojos del dolor que insisten en no ver, pero pronto vuelve a la vida y de la mano de nuevo a maltratar a los que no tienen pies o las piernas libres, que están vinculados en la cadena eterna que nos esclaviza, la injusticia.
El sacrificio de miles de niños en los guetos y barrios pobres, sólo tiene que ir y no llegan, el dolor de los hombres es el lema de "caridad" de los domingos, en las oraciones de aquellos que no pretendía conocer y, peor aún, teme que el olor fétido de los callejones infestadas de cadáveres insepultos de las cifras estadísticas, el dolor físico y maldiciones de la multitud de los flagelados.
No estoy diciendo que son los buitres, incluso, es decir, que sólo representan el accidente, el accidente, nada que ver, y ver, nada que hacer, van mal, la creación a través del puente sobre el no-muertos.
¿Es otro destino adecuado? ¿Es posible otro tema? Cuando la saga de la sangre, anemia, devorada desde dentro y fuera por los parásitas irresponsables y codiciosos, a lo largo de las calles, las ventanas están cerradas, el cuerpo se estremece y temores del corazón, los perros ladran y muerden , arrancan y devoran a que la carne pudriéndose en vida plena.
Debemos luchar por los discapacitados y los desvalidos, sin apatía y sin la agonía, en la sinfonía de la tierra del planeta, la Tierra nuestra, el ombligo humano, la médula eterna que nos ata a la tierra, madre generosa, hijos ingratos, los niños agresivos, ambiciosos, aunque conscientes, no tiene consecuencias en devorando a placer, devastador, destruyendo todo.
Yo no soy tonto, me llenan de orgullo, que la luz de mis alambres, ascendente a Marte, Jorge de la Capadocia, Ogun, la lucha diaria con la mansedumbre, con el cuidado de los humildes, sino también con la furia de un Guevara palos y caricias a la merced de mi batalla.
Venid, hermanos, no lo deje caer en el olvido, el techo frágil, la choza de paja, la nigua de las almas y los gusanos.
Vamos hacia el socialismo, nuestro canto y el ritual, bendijo a nuestros sueños, nuestro futuro y la visión.
Nuestro aliento y alimento, y el cemento nuestro curso, nuestra consagración.
Manos sangrantes, si es necesario, actuar de una manera concisa y muy cristiana.
Nuestros suelos y techos, escaleras y comprometemos nuestra promesa de un regalo de la vida, bendito en la profecía, ahora que el mar, el mar de injusticia podrido, con nuestros principios, sin tropezar, sin miedo, convirtiendo en un desierto, y el desierto de la miseria , el hambre que reina, con nuestra lucha, nuestra lucha, un momento de gloria, convirtiendo un hermoso mar de amor, alabanza a la vida, la multiplicación de los panes, revivió en la sangre, compartió una cadencia maravillosa la piedad y la justicia de la caridad sin la voluntad del hombre la codicia.
No perdamos este momento, donde el principio de todo esto se convierte en nuestra luz.
Gracias Jesús, por darme estos días, donde la alegría vistazo a la gente sufría, en donde el grito contenido, puede convertirse en una canción de amor y fe.
Yo soy los gritos de la muerte, los niños demacrados e invalidados por las crestas terribles, arrastrando flores, condenado a la nada.
En los hospitales y morgues, todavía tengo vivos que lloran, sufren la desesperación del hambre.
Si entre nosotros hay un poco de dignidad, y creo que este es nuestro mayor legado, no puede quedarse de esta batalla.
Ella es el oxígeno que circula por nuestros vasos sanguíneos.
Que nos ha permitido decir que somos capaces de encontrar REALMENTE LOS HOMBRES.
Finalmente, sin demora, poner mis ojos en la primavera, y el espejo de la reflexión en su sueño, mañana, el fruto bendito del socialismo.
Que Dios nos ilumine y nos dé fuerza para luchar.

Marcos Loures

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